¿Te puedo tocar el cabello?
Aún no conozco a una mujer de cabello liso a quien le hayan hecho esta oferta. Parece reservada para quienes poseemos el lujo de tener un afro. Una maraña de copitos de algodón que se enredan en los dedos, que rebotan entre si, y que engañan a la vista: siempre son más largos de lo que parecen. A veces no sé cómo reaccionar cuando me piden tocarlo. Me pregunto cómo reaccionaría una mujer de cabello liso ante la propuesta. ¿Dice que si? ¿Deja que los dedos se resbalen hasta el final?, ¿Qué diría? Parece que tocar el afro es una novedad. He descubierto que el afro tiene efectos relajantes, desestresa y se convierte en foco de miradas cautelosas. Debo decir, que no me disgusta la oferta, me causa curiosidad: ¿en qué momento me volví exótica en una tierra donde gran parte de la población tiene el cabello rizado? Supongo que pasó cuando decidí no alisarlo más, cuando vencí el miedo a no encajar. Me tomó tiempo tomar la decisión. Hay que tener muchos ovarios para...