Los hombres si hablan

Hay muchos códigos, muchas leyendas, demasiadas generalizaciones sobre hombres y mujeres, sobre lo que pueden hacer unos y los otros. En esas teorías se enreda la práctica de lo real y se justifica la negligencia emocional, el silencio reiterado y se da licencia para el alargue de relaciones que no tienen porque necesitar un tiempo extra.

Según los tratados de estas teorías cuasi sicológica muy en boga, al género masculino no le gusta hablar. Según la historia, los hombres presentan ciertas dificultades para expresar sus sentimientos, así que no les nace, como si a nosotras las mujeres, esa voluntad para decir con facilidad lo que sienten.

Sin embargo, creo que esta teoría hay que revisarla. Basta no más con ver el video de Tano Pasman, un hombre octogenario que casi muere en frente del televisor expresando su rabia y frustración ante el descenso de su equipo a la B, para darse cuenta que los hombres pueden expresar, y bastante, lo que quieren.

La teoría también pierde peso al ver los programas de comentarios futbolísticos, no son dos, ni tres, son hasta siete los encorbatados que hacen disertaciones sobre la pelota cruzada y la estrategia táctica, de un juego bastante sencillo, que con un par de acotaciones estaría resuelto el análisis.

En la televisión y en la radio los comentaristas deportivos pueden durar semanas revisando partidos que no tienen mayor ciencia a juzgar por las palabras de los jugadores cuando salen del encuentro: “se hizo lo que se pudo por seguir las indicaciones del profesor, pero bueno, a la final, ellos fueron superiores y perdimos el partido” ¿Por qué durarán tantos días hablando de algo tan simple?


Hablar de futbol parece curar a un género que se le enseñó a callar antes que llorar. Como el futbol, culturalmente es de machos, es permitido llorar, gritar, arrastrarse al ver perder al equipo de tus sueños, pero no está bien visto, que hagas lo mismo por tu pareja o por tu familia, simplemente porqué llorar “es de nenas”.


Es curioso como hablan, y demasiado, sobre mundiales pasados, recuerdan con exactitud fechas de campeonatos, la magia de jugadores que ya se murieron, repiten y repiten partidos, planifican la nomina de los equipos para los próximos mundiales, madrugan cuando los campeonatos son en otro hemisferio, pero a uno le han enseñado que es muy difícil que un hombre recuerde la fecha de un aniversario, o que diserte sobre la vida en pareja. Según la sicóloga Pilar Sordo, una chilena a quien pueden ver en Youtube hablando sobre las diferencias entre hombres y mujeres, un hombre no se acuerda de “tantos” detalles y no les podemos exigir que sean detallistas porque no le hemos enseñado a serlo. Según, “hay que explicarles todo y orientarlos, decirles lo que uno quiere”. No sé, parece que el asunto, no es que no tengan la capacidad para hablar, sino que es selectiva.


Me llama la atención que todo lo que se dice en el futbol evoca a un sentimiento de afiliación profundo con el equipo amado y se refuerza con miles de personas con la misma camiseta, sin saber de religiones o condición sexual. En el estadio, la mayoría, son machos vehementes diciendo lo que piensan y sienten, dando indicaciones a 11 hombres que no conocen, ni conocerán tan bien como a su pareja, a la que tienen al lado sosteniendo un mutismo hermético, pero con algunas frases intercaladas como “mejor no hablemos de eso”, “hablemos más tarde”, “ya vas a empezar con la misma cantaleta”.

Sería interesante encontrar la misma elocuencia de los comentaristas deportivos a la hora de preguntarle a un hombre, qué piensa o qué siente. Sería bueno verlos analizar las jugadas que pudieron salir mal en relaciones torpes y llena de faltas para expulsión, por días y hasta semanas en tertulias acaloradas sobre el devenir del corazón. O por qué no, verlos pintar esquemas tácticos de las posibles soluciones para no tener que cobrar penaltis en la vida real. Eso sería igual de complicado como intentar que 4 mujeres jueguen dominó en un bordillo al calor de unas cervezas, sin mayor preocupación.Simplemente porque nos encanta hablar sin tener que jugar.

Hay muchos códigos, muchas leyendas, demasiadas generalizaciones sobre hombres y mujeres, sobre lo que pueden hacer unos y los otros. En esas teorías se enreda la práctica de lo real y se justifica la negligencia emocional, el silencio reiterado y se da licencia para el alargue de relaciones que no tienen porque necesitar un tiempo extra.

Comentarios

  1. Me encantó el post, es interesante lo que planteas, el tema debería ser objeto de estudio sobre el comportamiento masculino, jajaj

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  2. Definitivamente los hombres SI HABLAN pero de lo que les interese realmente, ademas de futbol, sexo, mujeres, peliculas xxx... y ni que hablar de los jefes hombres cuando se empeñan en un tema de ventas, cumplimientos, objetivos y otra cosa: tambien dan Lora!

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