El piropo, el acoso, el deseo.
"Mami qué culo, para reventártelo y partirlo en dos" escuché mientras caminaba por esa obra de construcción de 20 pisos que parece de nunca acabar. En mis fantasías, yo me devolví, me enfrenté a ese hombre sucio de pintura y laca. Me convertí en una mujer gigante, me pidió disculpas, mientras todos aplaudían y se escuchaba de fondo la frase: "y ese fue el día en que murió esa mala manía de acosar a las mujeres en las calles ". En realidad, morí de pánico cuando eso pasó, caminé tan rápido que no recuerdo como llegué a mi casa y ahora cambio de ruta cada mañana para no encontrarlos. A ese extremo he llegado, a no sentirme segura, ni cómoda transitando por la ciudad ¿Por qué tienes que decirle algo a una mujer que camina por la calle y que además no conoces? ¿Por qué la agresividad? ¿Por qué necesitan nombrarnos, llamarnos, chiflarnos? Ese obrero que chifla y le habla así a una mujer, también es hijo, tal vez sea un esposo, y tenga hermanas, tías y cuñadas,...