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Mostrando entradas de 2017

El piropo, el acoso, el deseo.

"Mami qué culo, para reventártelo y partirlo en dos" escuché mientras caminaba por esa obra de construcción de 20 pisos que parece de nunca acabar. En mis fantasías, yo me devolví,  me enfrenté a ese hombre sucio de pintura y laca. Me convertí en una mujer gigante, me pidió disculpas, mientras todos aplaudían y se escuchaba de fondo la frase: "y ese fue el día en que murió esa mala manía de acosar a las mujeres en las calles ". En realidad, morí de pánico cuando eso pasó, caminé tan rápido que no recuerdo como llegué a mi casa  y ahora  cambio de ruta cada mañana para no encontrarlos.  A ese extremo he llegado, a no sentirme segura, ni cómoda transitando por la ciudad ¿Por qué tienes que decirle algo a una mujer que camina por la calle y que además no conoces? ¿Por qué la agresividad? ¿Por qué necesitan nombrarnos, llamarnos, chiflarnos? Ese obrero que chifla y le habla así a una mujer, también es hijo, tal vez sea un esposo, y tenga hermanas, tías y cuñadas,...

¿Te puedo tocar el cabello?

Aún no conozco a una mujer de cabello liso a quien le hayan hecho esta oferta. Parece reservada para quienes poseemos el lujo de tener un afro. Una maraña de copitos de algodón que se enredan en los dedos, que rebotan entre si, y que engañan a la vista: siempre son más largos de lo que parecen.  A veces no sé cómo reaccionar cuando me piden tocarlo. Me pregunto cómo reaccionaría una mujer de cabello liso ante la propuesta.  ¿Dice que si? ¿Deja que los dedos se resbalen hasta el final?, ¿Qué diría? Parece que tocar el afro es una novedad. He descubierto que el afro tiene efectos relajantes, desestresa y se convierte en foco de miradas cautelosas. Debo decir, que no me disgusta la oferta, me causa curiosidad: ¿en qué momento me volví exótica en una tierra donde gran parte de la población tiene el cabello rizado?  Supongo que pasó cuando decidí no alisarlo más, cuando vencí el miedo a no encajar. Me tomó tiempo tomar la decisión. Hay que tener muchos ovarios para...

Nos vamos a defender con un cortacutícula

En una junta de almuerzo, la mamá de J, dijo que lo mejor para defenderse de los atracos en Barranquilla, era usar el cortacutícula. En ese momento pensé en gas pimienta o en salir con una sombrilla a todo lado, especialmente esos días en que salgo de yoga tan temprano. La estera parece un arma, entonces, le diré al atracador,   que sólo cargo con  4 mil pesos pa un jugo y que no sé cómo atacarlo con un alicate. Pensar que tendré que matar a alguien con un alicate para defender mi celular, suena tan descabellado como que en cada esquina se monte un soldado, sin embargo, algunos   nos preguntamos cómo nos vamos a defender de un atraco, cómo vamos a reaccionar ¿De verdad piensas que la única solución a los problemas de inseguridad es militarizar la ciudad?  Este capitulo de la atracadera  no es un tema netamente policivo, nos falta construir tejido social y darnos cuenta que Barranquilla es una ciudad  con graves necesidades sociales....

Renunciar a ser tu propio paparazzi...

También me he disfrazado de sol  cuando me dijeron que era de noche. También he recibido cartas, regalos, premios, bailé con mucha gente. Reconocí al pasado en un cementerio, escuché la oración de un ateo y le tomé muchas fotos a un  pájaro, a dos. Vi cascadas sin freno, azul sin imitación, nubes sin copia, algodones de azúcar sin filtro y vi una margarita deshojada en mi mano. He visitado restaurantes nuevos, he visto atardeceres, muchos.  Conocí tres nuevas ciudades, lloré, reí, subí una montaña, tuve frío. Me visitó una mariposa azul, me enamoré con un beso, abracé un árbol, tomé muchos aviones, despedí abrazos, gente y amaneceres.   No me he cansado de abrazar. Cumplí expectativas, otras tantas las negué, sentí pasión y armonía. Me troné los dedos, me vestí de luna, fuí esotérica por un día. Me reí sin descanso toda una mañana de mi misma, de lo que sentí, me atraparon los recuerdos, corrí por la calle lloviendo, debatí con muchos taxistas, vi amigos qu...