Nos vamos a defender con un cortacutícula

En una junta de almuerzo, la mamá de J, dijo que lo mejor para defenderse de los atracos en Barranquilla, era usar el cortacutícula. En ese momento pensé en gas pimienta o en salir con una sombrilla a todo lado, especialmente esos días en que salgo de yoga tan temprano. La estera parece un arma, entonces, le diré al atracador,  que sólo cargo con  4 mil pesos pa un jugo y que no sé cómo atacarlo con un alicate.

Pensar que tendré que matar a alguien con un alicate para defender mi celular, suena tan descabellado como que en cada esquina se monte un soldado, sin embargo, algunos  nos preguntamos cómo nos vamos a defender de un atraco, cómo vamos a reaccionar ¿De verdad piensas que la única solución a los problemas de inseguridad es militarizar la ciudad? Este capitulo de la atracadera  no es un tema netamente policivo, nos falta construir tejido social y darnos cuenta que Barranquilla es una ciudad  con graves necesidades sociales. 
...

Hace muchos años, cuando todavía se hablaba de fuegos cruzados con las FARC y Tiro fijo vivía, viajé a la Macarena - Meta. Un lugar enclavado en una serranía pérdida y ruda al sur del país. Los que han viajado a esos lugares de la periferia del país,  saben que es como entrar a otra dimensión.

Vi que había más ejercito que habitantes del pueblo. Cada rincón parecía custodiado por un arma, por una autoridad prestada. A pesar de eso, no me sentí segura. Creo que la seguridad tiene que ver con la confianza de andar por la vida sin un arma para defenderte de posibles amenazas. Pero, en ese momento, con la guerra en la nuca, era la solución  a todos los males.

Nuestro alcalde ha dicho que sacará el ejercito a la calle y no pude evitar recordar esas imágenes en la Macarena y pensé que bueno, puede ser una solución muy bonita, mediática, pero poco efectiva a largo plazo.  La inseguridad no parece ser un problema netamente policial, se combina lo social, la falta de oportunidades y las graves desigualdades sociales. Aún Barranquilla no puede ver que hay mucha pobreza y una brecha social gigante que se nota cuando ves por la 58 rascacielos con apartamentos de más de 1500 millones de pesos y a pocos minutos sectores con casas hechas de bolsas plásticas. No soy experta en economía, pero estos rasgos te hablan.

A mi me cae bien el alcalde. Es un encanto de tipo, viste de jean y gorra y siempre sale muy desparpajado en la prensa, muy caribe, gobernando con frases muy coloquiales, con poses desde la Troja, el centro, el caño. Me encanta. Siempre se ve bien y se nota que tiene buenos publicistas. El tipo le metió la ficha a los parques y eso me parece que funciona bien y le da mucha prensa a sus resultados. 

Reconozco  que este tema de la infraestructura es básico, los puentes, los huecos, el cemento es prioritario, pero cuando pasan todos estos rollos de inseguridad, saltan a la vista lo graves problemas de tejido social que nos embargan y que no se pueden disimular con bonitas frases de ciudad como “Barranquilla, capital de vida”.  

La Barranquilla real es agresiva, no es amable, es caótica, hay serios problemas de movilidad y de falta de civismo,el servicio de transporte público es denigrante y se vive de pelea por la supervivencia. Paga diario, falta de empleo, de arte, de respirar calidad de vida.  En la Barranquilla real no se vive, se sobrevive. 

Los jóvenes y los adultos mayores tienen pocos espacios de construcción del ser y todo se reduce a dar vueltas como ratones en una jaula a centros comerciales atestados de oportunidades para llenar tu tarjeta de crédito. Las apariencias nos derrumban. No sirve de nada un Mercedez Benz parqueado en la cra 58 cuando en el semáforo hay personas reclamando comida. Somos así, aun no nos hemos dado cuenta que hay una brecha social que no se cura con cemento. Urge educación social, desde la calle, lo urbano y no solamente desde lo curricular. Que no se nos olvide lo que Mockus logró con este tema, en una ciudad tres veces más grande y caótica que Barranquilla. 

La  educación social, el asumir la pobreza, el construirnos como ciudad de oportunidades integrales y no sólo de un sector, el arte gratis y de calidad, la cultura, la humanidad reclama un lugar en medio del miedo. Aceptar que es una ciudad pobre  y que hay mucha necesidad,  podría ayudarnos a comprender el problema de seguridad desde varios frentes, no solamente desde lo policivo. 

Entonces me acuerdo que en ese viaje a la Macarena, por más soldados a mi lado, no pude evitar sentir miedo. A pesar de su presencia, sentía que esa guerra nos quitaba vida, oportunidades, libertad y que tenerlos ahí , significaba que aún estamos en mora de ser libres y de vivir en un estado social de derechos. 

Veo la marea de robos como una oportunidad para que, no sólo el alcalde, todos, despertemos de la indolencia que nos aqueja como ciudadanos de un lugar,  que es muy alegre, pero muy apático a profundas transformaciones humanas. Dejemos de mirarnos el ombligo y de buscar alicates. 

Comentarios

  1. Difícil situación que no se arregla con un escuadrón de la muerte o con policias en cada esquina. Nuestra idiosincrasia nos aleja del sueño de la convivencia, de la armonía. La falta de civismo,la indolencia y esa forma tan "folclórica" de tomarse las cosas, le resta importancia o minimiza la terrible situación por la que estamos pasando. Urge el compromiso del gobierno distrital con la educación,con la puesta en marcha de planes estratégicos para cambiar la cultura ciudadana. El problema es mucho más profundo. La ciudad ha colapsado con ranto foráneo buscando oportunidades,buscando ese lugar con bajo indice de desempleo, donde supuestamente vivimos en un carnaval interminable. Los desplazamientos, los grupos alzados en armas que se organizan de otra manera , la delincuencia, la inequidad, la corrupción. Esa problemática no se disimula con parques bonitos, cemento, calles nuevas y carisma. Estamos presos en nuestra propia ciudad y cada vez somos menos, los barranquilleros y ciudadanos que nos importa nuestra ciudad.

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