La belleza está en los ojos de quien mira...

En mis días de tránsito por los gimnasios, sin el mismo objetivo, ni el mismo empeño que tiene Amparo Grisales, nunca he visto a una persona obesa en un gimnasio. Jamás he visto a nadie que parezca necesitar que le reduzcan el estómago, ni mucho menos a una persona que según el canon social se denomine gorda.

El gimnasio es el lugar perfecto para sentirte mal cuando tienes sobre peso, por esto, según mi teoría, las personas que realmente lo necesitan, le huyen. Al gimnasio va la gente con "cuerpos promedio" ni muy muy, ni tan, tan, y gran parte del público son mujeres delgadas que sueñan con sacar cola, engrosar las piernas, o cuidarse el postoperatorio luego de una lipo.

Además, no hay peor servicio que el que te ofrecen en un gimnasio porque, sin duda, la mayor rutina consiste en perseguir al entrenador quien concentra su atención en las "viejas buenotas", según la clasificación masculina, y que francamente, se les nota que no necesitan el gimnasio,pero por esa cuestión de lo visual, son quienes paradojicamente reciben mayor atención del entrenador. Así que quienes hacemos alarde de la barriga "no chocolatina jet" debemos inventarnos nuestro propio plan de ejercicios.

Yo tengo el mío, a juzgar por los resultados, creo que no ha funcionado muy bien en cuanto al canon estético de nuestros días. En cuanto a los fines anti estrés, relajación y diversión ha causado efectos sedantes. El estar perdida en la clase de aerobicos, rumba y danza árabe, bailando al ritmo que yo he denominado tipo "la troja" - cuzumbo sola - genera en mi el poder renovador de bailar sin compromisos estéticos, la increíble sensación de que todos piensan que eres loca porque "que se cree esa" y el placer de hacer lo que te da la gana.

El gimnasio se convierte en una pasarela de imaginarios corporales, un lugar en donde el servicio al cliente no es integral, sino superficial y corporeo. Por eso creo, que las personas que realmente lo necesitan no entran, porque sienten la censura,que en ciudades como la nuestra, Barranquilla, es dura. Porque esta es la ciudad en donde para ir a sudar toca irse bien vestido y peinado. Aquí no vale usar la camiseta del político de moda, la pijama, o la camiseta blanca china con la marca Eternit.

Todos te miran y se miran en un gimnasio, la observación es exigente, hay que seguir rutinas, bailar al compás de la misma melodía, sudar, complementar con alguna cirugía, compararse, hacer una dieta....pero hay que desafiar esa imposición y creer como dicen por ahí que, "la belleza está en los ojos de quien mira".

Comentarios

  1. Minimo el gym es un Body!!!! jaja, tambien solia pensar esto aunque en Bucara no es tan marcado como en Cúcuta!!! jaja, la lipo, cola y tetas en una trucita mini! pero yo voy a lo que voy como en este mundo, una hace su trabajo y lo que quiere y ya, te recomiendo indoor cycling alias spinning! si seguimos asi de juiciosas vamos a poder ir a playa nudista! ;)

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  2. Muy bueno amiga! Me encantó eso de "cuzumbo sola", no hay nada mejor que reírse de uno mismo y bailar por el placer de hacer lo que uno quiera. Me encanta saber que estamos compartiendo esta experiencia y que aunque no lleguemos con el suuuper escote y la suuuper cola, llegamos siempre con una suuuper sonrisa y un corazón enorme que se va a ejercitar para el placer de nuestros ojos.

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  3. eso es absolutamente cierto

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