Salir a la calle con la calva....
Las tazas se rompen, los hijos nos vamos, hay divorcios, rupturas, partidas, gente que se va sin despedirse, la muerte acecha, las ventanas se rompen, por eso cuando el cabello empezó a despedirse pude sentir, que pese a que gran parte de lo que nos pasa es irreversible, perderlo, será una de esas cosas que no sería permanente y que volverá a mi cuando mi cuerpo deje de pelear con el coctel de medicamentos. Ha sido toda una aventura interna y externa, porque de cara al mundo, la calva parece estar reservada solo para los hombres. Una mujer calva, es foco de muchas miradas y en estos días, sí que lo he percibido. He salido a la calle sin turbante, ni peluca, porque hace mucho calor, y entre que debo usar el tababoca, todo se vuelve un lio, y bueno, porque puedo y quiero (como dice un amigo español) . Cuando tomé la decisión de usar mi afro, sabía que en una ciudad tan conservadora, tendría que lidiar con ciertas miradas y comentarios. Aprendí a cami...