Salir a la calle con la calva....

Las tazas se rompen, los hijos nos vamos, hay divorcios, rupturas, partidas, gente que se va sin despedirse, la muerte acecha, las ventanas se rompen, por eso cuando el cabello empezó a despedirse pude sentir, que pese a que gran parte de lo que nos pasa es irreversible,  perderlo,  será una de esas cosas que no sería permanente y que volverá a mi cuando mi cuerpo deje de pelear con el coctel de medicamentos. 

Ha sido toda una aventura interna y externa, porque de cara al mundo, la calva parece estar reservada solo para los hombres. Una mujer calva, es foco de muchas miradas y en estos días, sí que lo he percibido.  He salido a la calle sin turbante, ni peluca, porque hace mucho calor, y entre que debo usar el tababoca, todo se vuelve un lio, y bueno, porque puedo y quiero (como dice un amigo español) .

Cuando tomé la decisión de usar mi afro, sabía que en una ciudad tan conservadora,  tendría que lidiar con ciertas miradas y comentarios.  Aprendí a caminar erguida en medio de la crítica, a asistir eventos formales con mi rizos al aire y a ir enseñando sin violencia que no debemos criticar el cuerpo de los demás. Todos tenemos espejo en la casa y sabemos de nuestra espinilla, mancha, delgadez o sobre peso, de nuestros ruidos internos y nubes andando cerca¿por qué alguien externo debe recordarlo? 

Me está pasando con lo mismo, solo que ahora estoy calva, con tapaboca y a veces con un semblante de cansancio que muestra que estoy dando la pelea, pero que hay días para rendirse y quejarse y llorar.  Igual, levanto la cabeza, orgullosa, no sostengo la mirada y digo: "aquí llegué!! " 

No puedo desperdiciar el tiempo odiando esto que ha pasado. Si estás afrontando un cambio físico, solo puedo decirte que toma tiempo aceptar el cambio. Intenta mirarte con tus propios ojos y no desde la mirada de los demás o de las redes sociales. 

Todos juzgamos las apariencias de los demás, desconociendo las luchas internas de esa persona, lo que intenta hacer con su vida, sus angustias. Yo creo que todos los cuerpos rezan, imploran ser vistos de manera apasionada y sin rencores o comparaciones de revista.  En estos días he aprendido mucho sobre la compasión hacía mi misma y hacia los demás...siento el dolor que tal vez antes no podía percibir. Mi cuerpo ya no es el mismo y quisiera darle vida a cada regalo que acontece, ver mi calva como parte de este momento. 

Mi cuerpo, mi cabeza despojada de ataduras intenta separar el dolor de las rupturas y seguir...deja de verme.