Relaciones virtuales o la vida secreta de las palabras
Me gusta esa película de Isabel Coixet, "La vida secreta de la palabras". Hace poco "salí con alguien" por internet (eso se lee muy raro) que me recordó una escena: Ella corre para no comprometerse a una relación que tal vez le haga daño y le dice algo así como: " y qué pasa si comienzo a llorar tanto, tanto que se inunde toda la casa? , él le responde, algo así, como "entonces tendremos que nadar juntos". La recordé enseguida cuando salí corriendo. Como es una peli, entonces ella se arrepintió y se quedó.
Mi amigo virtual y yo saltamos del computador en sentidos opuestos, porque aquí nada es seguro y porqué además es mejor así. En este caso no te alejas porque las cosas van mal, no, te alejas porque van demasiado bien y eso puede ser perjudicial para la salud (eso también se lee muy raro)
Las palabras tienen una vida secreta, tanto que inclusive en relaciones virtuales, uno llega a imaginarse vínculos poderosos con personas que no conoce personalmente y hasta tejer "algunos vínculos" con personas que ve poco. Tal vez, porque lo dicho en un segundo, puede calar tan fuerte o llenar un vacío tan profundo, que las palabras tienden a permanecer, bailan solas, dibujan rostros y hacen estelas con voces por Skype o el Messenger, creando un mundo nuevo y hasta impenetrable.
Vuelves a la realidad y te preguntas si serás capaz de conocer a alguien que vive en otro hemisferio para no verla nunca más. Vuelves a la realidad y te preguntas, y qué pasa si nos seguimos sintiendo bien y después qué, yo no quiero vivir en otro país. Vuelves a la realidad y te das cuenta, que no hay futuro, o más bien, no hay las ganas, ni el tiempo para construir futuro. Eso agota mucho, y tal vez, "como siempre" resulte mal.
Entonces sales corriendo y dejas que el borrador automático de tu computador haga de las suyas y te quede, al menos, algún prontuario de la conversación con miedo que entablaste en red.
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