Cala de San Pedro, Almería, España. 2008 E ra mi primera vez y su miembro colgaba al sol. Me tranquilicé cuando vi que no era el único y que detrás de él aparecían unos cinco más de distintos tamaños. No es un bar Swinger, sin embargo se hace un intercambio de intenciones. "No te preocupes" dijo Patricia, una de mis compañeras de viaje, " en poco tiempo te aburrirás de ver tantas" dijo. Se cumplió su sentencia. En una playa nudista, la novedad dura poco y las sorpresas las brinda el paisaje. Entre lo público y lo privado, estás ahí, en medio de gente que se saluda, se toma un café, fuma, baila, nada desnuda. Confieso que solo me atreví al topless, tal vez, porque en Colombia nos críamos con mucha mojigatería y hasta en las playas públicas andar con un hilo dental bien brasileño despierta suspicacias, miradas burlonas y gestos morbosos. Los hombres más avezados solo usan la "tanga narizona" , nombre con el que se denomina aquel traje de baño que no se ve s...
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