Para ser un héroe del silencio

Leía ayer una entrevista que le hicieron a la escritora Piedad Bonnett, en algunos apartes le preguntaban sobre cómo hacer para acercar más a la gente a la literatura, "Creo que toda persona que tenga un mundo interior suficientemente rico, puede llegar fácilmente a la literatura, porque esta es una época llena de ruido. No sé si la gente perciba eso, pero el ruido es el gran dominante en la actualidad(...)considero que todos los seres humanos necesitamos del silencio, de un poquito de silencio. Cuando hay silencio uno tiene la posibilidad de encontrarse más consigo mismo", dijo, en una charla muy interesante que está en el libro, "Escribir es lo que cuenta", de la fundación La Cueva.

Llenos de imágenes y de sonidos, el silencio es hoy un día un privilegio esquivo dentro de la maraña de chat por blackberry, twitter, facebook,internet y la infoxificación de la que habla Antoni Brey en su ensayo "la Sociedad de la ignorancia". Estamos más informados, pero sabemos menos.

Pero tal como lo explica Bonnett, es muy necesario regalarse momentos de solo silencio, tal vez, para escuchar la voz del Dios en el que creas, orar,meditar o simplemente escucharte a ti mismo. Sin embargo, la mente no para y a pesar de no hablar, igual piensas y piensas, sobre todo en el futuro que no existe, o en las horas que le faltan al día, como cuando decimos: ¿ apenas son las 10 a.m?

Me gusta regalarme silencios largos, a veces empiezo con música y lectura que me ayude a construirlo, no es fácil, resulta una proeza, sobre todo en los buses de servicio público...tal calmo que puede ser el transmetro!! pero hay muchos que se suben con su celular a todo timbal con esa maña que tenemos - sobre todo en la costa - de obligar al otro a escuchar lo que tu escuchas. En Marseilla, Francia, también es muy común eso, la pelea por el celular que más duro se escuche, con algo de reggaeton si es posible.

Aquí pasa con el pick up, el carro que no es carro si no equipo de sonido con ruedas, en el bar de la playa...imposible pensar que iré a puerto a caminar por la playa, a leer o a simplemente ver las olas del mar en silencio, porque,gran parte de la zona está plagada de disputas por el espacio del sonido. Recuerdo mucho parte de mi infancia en el barrio Rebolo, dos pick up en cada esquina, a todo volumen desde temprano, sin pausa en el almuerzo y hasta bien entrada la noche ¿les importa a los dueños si hay bebés duermiendo, personas enfermas o simplemente alguien que no quiera escucharlos?

El silencio no es valorado. Hay que caminar muchas millas, irse lejos, para no encontrar música en esta tierra tan musical, tan alegre, tan viva, pero tan sorda.

Comentarios

  1. Así es querida Daisy, en nuestro contexto el silencio es un sacrilegio para la gran mayoría,y para otros es un privilegio.

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