Primavera

El pequeño limonario perdió todas sus hojas. Pensé que no las volvería a ver, cómo cuando se fue mi afro. En ese momento perdí la esperanza de volver a sentirlos en mi cabeza.  

Por estos días, al tiempo que mi cabello empezó a asomarse de nuevo, el limonario también comenzó a florecer. La alegría va en aumento con sus sus flores blancas, hojas nuevas y brillantes y un olor intenso a un suave jazmín.  Su tallo tiene pequeños botones, que anuncian la posición de nuevos retoños. Así anda mi cabeza en estos días; y para todos los efectos, es ya primavera, aunque viva en un país en donde no hay estaciones. Es bonito hablar de transformaciones cuando la naturaleza te va mostrando su poderío. 

Hace ya un tiempo que el tumor desapareció de mi cuerpo. Tuve una respuesta completa a la quimioterapia, y no queda rastro alguno de lo que algún día fue el carcinoma. Sin embargo, el tratamiento debe seguir todas sus etapas: radio e inmonuterapia. A la radio, la he bautizado "cámara de bronceo" , a la inmuno le digo " el suerito spa".  Estoy 15 días seguidos metida en una máquina de lo más sofisticada;  y cada 21 días hasta marzo de 2024 debo ir por un suero con dos medicamentos. Me tengo prohibido buscar en google los efectos secundarios. Anoté los nombres, escuché las indicaciones del enfermero jefe y como dicen por ahí: me hice la loca. Me pongo música y dejo de escuchar. Yo me cuento mis historias, me hago mi propia narrativa sobre lo que estoy viviendo porque suena mejor y me ayuda a sanar. Es suficiente con el miedo, para además agregarle todo el ruido de lo "que podría pasarme si...". 

Regresé a yoga, a caminar en el parque y a rumba. Aún mi cuerpo no es el mismo y mis movimientos son lentos, pero siento que moverme me ayuda, me siento distinta, cambia mi perspectiva  y me da la esperanza de evolucionar. A veces me canso, estuve a punto de no continuar con el tratamiento, pero mis amigos y mi familia han sido fundamentales para quedarme en ruta y no claudicar. 

Tocar la campana se ve cerca para quien no transita este lado del camino, muy distante para los que estamos andando. Marzo de 2024 se ve como ese espejismo que vi en el desierto y que te confunde de lugar.  Solo sé que hay está.  

Esta mañana escuché un podcast sobre los procesos y las metas (Durga Steff) . A veces nos centramos en el final y no tanto en amar el camino. "Voy a ser feliz cuando termine el tratamiento", "voy a estar más tranquila cuando me mude, compre algo, cuando viva en otro país, cuando consiga tal cosa...." , ¿y si no hay un punto de llegada?,  y si el proyecto, solo somos nosotros en si mismos, en este pedacito de presente que parece gelatina?  y si no hay finalidad sino disfrutar este momento que nos tocó?  

No sé si voy a terminar disfrutando de todo este: "edna´s Anatomy", tampoco si tendré la capacidad de ver el goce en el malestar. De momento solo sé que llegó la primavera y es preciso olerla. 




 

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