Estoy en la mitad del camino.

Faltan seis meses para que todo el tratamiento termine. La primera etapa, "la más difícil", hizo el transito por mi cuerpo y mi alma y una parte de mi se quedó ahí, pedazos. Se quedaron,  el cabello, el seno derecho, dolor, abrazos, expectativas y esperanzas por lo que viene. Se quedaron también personas que decidieron salir de mi vida justo en medio del tratamiento. Me permití soltar y entender un poco más lo que significa el camino de la enfermedad en la vida de alguien y que no todo es como en las películas.

No estoy segura aún si todo lleva un propósito, pero si estoy convencida que hay muchos  aprendizajes en todo lo que vives. A veces te ponen la lección muchas veces y no terminas de hacer la tarea. A veces no puedes ver lo que toca hacer. Cada camino es distinto.  Aprendí mucho de mi fuerza vital, de las cosas que estoy dispuesta hacer, aprendí a confiar, a mirarme más. 

También aprendí mucho sobre Dios y el tema de la religión. No puedo entender a un Dios castigador que manda la enfermedad  como un acto de penalidad por la vida que llevamos. Solo lo imagino muy benevolente como un rio que solo acepta su cauce. No hay más remedio que aceptar las cosas que no puedes cambiar.  Tomas decisiones, pero ¿qué más haces luego? ¿Cómo configuras esas decisiones cuando tu cuerpo está en medio de la ola? ¿cómo le dices a tu cuerpo que se mueva cuando no puede? 

Me quedan aún 6 meses de inmunoterapia, voy a la clínica cada 21 días para un medicamento intravenoso y estoy tomando una pastilla diaria.  Estoy lidiando con algunos efectos secundarios de esa medicación y agradezco tener un tratamiento.  Hay días difíciles, otros no tanto. Hay personas que no pueden encontrar ni un diagnóstico a lo que sienten. Mirar esa oportunidad en todo lo que llega, dejar que eso pueda fluir contigo. 

En 6 meses tocaré la campana. La campana no borra los miedos de recaer, pero alivia el espíritu saber que gran parte de todo esto habrá terminado. Ese momento se ve lejos y cerca. Cada vez que voy a las sesiones de inmonoterapia recuerdo que solo estoy en la milla extra, que al carro le faltan aún unos kilómetros para llegar.

 Si, estoy cansada, pero recuerdo que hay un lugar fuera de la ola que ahora me pertenece. 

Comentarios

  1. Aceptar las cosas que no podemos cambiar es lo más difícil que he hecho en mi vida. Viene como olas, un día estoy en paz con ello y al otro se estrellan todas las olas contra las rocas. Y debo recordarme a mí misma, hey estás sanando... Hoy estoy en un lugar distinto al que estaba hace 6 meses. Cuesta trabajo ser agradecido cuando todo duele. Pero veo que tú lo haces, y es inspirador.

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