Aprender a esperar

 Los tickets de avión estaban comprados para marzo de 2023. Para ese instante mi diagnóstico fue confirmado. Todo era muy confuso, pero yo sólo pensaba: "y mi viaje?".  Un año después pude hacerlo.  Hoy empieza la segunda temporada de mi blog blog y estoy escribiendo luego de realizar un viaje de 3 semanas por Europa. 

Cuando estaba subiéndome al avión, solo pensaba en todo lo que tuve que esperar, en la incertidumbre, el dolor y todo lo que transité. El viaje se convirtió en una de las grandes motivaciones para mantener la mente ocupada, el corazón activo.  Diseñaba rutas e itinerarios y repasaba los planes con mis amigos.  

Una madre tiene que esperar nueve meses para conocer el rostro de su hijo y los cerezos deben esperar la primavera. Todo ocurre bajo un ritmo que muy pocas veces comprendemos. 

Ante los ojos del ego todo parece una pérdida, se vuelve un caos, la oportunidad que cambia, los plazos que no se cumplen, pero ante el universo, todo lo que ocurre parece una sinfonía. 

Llegué a este viaje en el momento justo, no hubo un antes o un después más perfecto que este. Entonces, ese cáncer que tuve que transitar también me está enseñando a esperar. Yo, que afano a los médicos y no voy donde la modista porque no quiero esperar, tuve que estar un año en un tratamiento médico con muchas etapas, posponer planes, cambiar de dirección, aguardar en salas de espera, ser una paciente y ser paciente. 

Esperar es un lujo en medio del caos de información en el que vivimos, las redes y su scroll infinito. Todo lo queremos de inmediato, no queremos plazos. Cuando te ponen a esperar, cuando la espera no está bajo tu control, comprendes que eres una gota en un océano. 


Comentarios

  1. Después de la Slow Food, la Slow life... Momento Saturno

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